
Todo empieza y todo se acaba. Y es lo que toca. Mañana vuelta a la realidad, ésa que impide que me sienta persona, la que me abre los ojos de repente y me apaga la luz. La de la dependencia, la de la coraza, ese abrigo que tengo que ponerme junto con la ristra de diferentes caras que encierran el mismo sentimiento. IMPOTENCIA, ATADURA a la falta de libertad. No es fácil ni apetecible, pero no es nuevo.
Como una hoja que en su rama puede vivir pero al llegar al suelo, va cambiando de color, se vuelve triste y queda a merced de sus últimos momentos.
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