Como que ya me cansé de que en este blog sólo hable de mi aburrida y tensionada vida. Así que acabo de decidir que voy a escribir sobre otras muchas cosas que se me plantean y quedan en la cabeza sin compartir, las compartiré contigo.
Hay muchas, ...
No sólo injusticias, justicias mal interpretadas, sueños inalcanzables, el "voy a..." y aquí me quedo, mío y de muchos otros.
Y tampoco voy a cambiar radicalmente de tercio o empezar a ponerme reivindicativa o excesivamente filosófica. Empiezo por lo que me afecta directamente desde hace muchooo tiempo.
PRIMERA PARTE
No deja de resultar paradójico que tras haber pasado por tantos momentos (días, semanas, meses) de auténtica desesperación, impotencia, soledad y locura, una persona acuda, tras dar miles de vueltas por las distintas ramas de la Medicina, esperando que le digan que tiene esto o lo otro, malo o peor, pero ALGO CON NOMBRE, (que bien es poco pedir), al final el resultado sea
que todos tus males vienen de LA CABEZA. Me explico. Primero, un test directamente del libro con diagnóstico de CUADRO HISTÉRICO y consiguiente medicación para apijotarte.
El siguiente paso, vuelve a ser igual, que todo está en ti, tú misma te lo creas, más medicación que te ayudará a levantar el ánimo. Y así años. Una frase siempre repiten: Eres una persona (gracias por el piropo) muy inteligente, capaz, con mucha fuerza de voluntad, muy sensible.....
Y ya está. Sesiones y sesiones, pastillas y pastillas, para cada vez estar peor.
¿Cómo funciona la cabeza? No lo sé, fisiológicamente hablando, sí, para algo me ha valido estudiar la carrera de Veterinaria, no para conseguir un trabajo estable (éste es otro tema), sé manejar los libros y entender los términos en los que se escriben. Lo que sí sé es que nadie, nadie, puede hacerse sufrir de esta manera y obligarse a vivir sin poder ni siquiera respirar con calma.
Y hablando de momentos puntuales, ¿Cómo puede alguien reirse y despreciarte cuando te despiertas después de haber intentado (porque si te despiertas es que no lo has conseguido) matarte, suicidarte o como lo queramos llamar. Pues sí, me ha pasado. Seis veces, y las primeras palabras que he escuchado fueron "Oye, que ya eres mayorcita para jugar con estas cosas".
¿Jugar? ¿Mayorcita? Encima cachondeo.
No digo que intentar suicidarse sea un acto de valentía, ni mucho menos, es un acto de desesperación, hay que sentirse sin salida para hacerlo conscientemente.
Y así andamos.
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